¿Quién no habrá escuchado hablar del templo de los diez mil torii? El santuario Fushimi Inari Taisha es uno de mis lugares favoritos en Kioto. Eso sí, es un lugar muy turístico, así que hay que armarse un poco de paciencia por tanta gente.
Pero ¿te cuento un secreto? La mayoría de las personas no llegan hasta la cima. Se quedan en la mitad, o menos. Así que, si al principio te desanima un poco no poder sacarte la famosa foto con la hilera de torii a tu alrededor, no te preocupes. Seguí caminando. Seguí subiendo. Hay un montón de lugares en los que vas a tener la oportunidad de hacerlo, y con menos gente o sin gente.
La subida es sencilla. El camino está muy bien marcado, y sí, hay cientos y cientos de escalones. Pero es muy lindo y, aunque al llegar a la cima no hay nada fuera del otro mundo, el recorrido es agradable.
¿Cómo llegar al santuario Fushimi Inari Taisha?
Es muy sencillo. Hay dos trenes que nos acercan al santuario sintoísta. Con el JR, nos podemos bajar en la estación Inari justo en frente del templo. Si no, con el Keihan Railway, nos podemos bajar en la estación Fushimi Inari, que queda a alrededor de 300 metros de la entrada del templo.
Moverse con el JR en Kioto no es tan sencillo como en Tokio. Incluso hay un servicio de buses muy bueno para recorrer la ciudad. Es más lento, pero el pase libre de un día sale 600Y (menos de 6 dólares), por lo que el precio es muy conveniente. De paso, experimentas un poco viajar en bus. No se parece en nada a los buses de Argentina.
Los mil torii
Los mil torii (Senbon Torii en japonés, que significa exactamente eso) son un torii tras otro que marcan el camino del monte Inari. En la actualidad, hay más de 10 mil torii de todos los tamaños en el templo.
¿Qué es un torii? Un torii es una puerta que marca el pasaje del mundo profano (el de nosotros, los humanos) al mundo divino (el de los dioses). Hay muchos estilos de torii, pero todos se parecen, así que se reconocen a simple vista.
En el santuario Fushimi Inari Taisha en Kioto, los torii son de color rojizo o anaranjado. También hay algunos pocos de piedra.
Y si te andas preguntando qué es todo eso que tienen escritos los torii, pues es muy sencillo: es el nombre del donante. Cada uno de esos torii fue donado por alguien. Inari es el dios de la cosecha y de los negocios, por lo que cada uno de esos donantes lo ha hecho en pedido o agradecimiento al dios Inari, para que proteja sus negocios.
El tono rojizo de los torii simboliza también la vitalidad y la protección contra lo malo; y de paso, ayuda a mantener en buen estado a los torii a través del tiempo.
Un detalle importante por saber sobre estas “puertas” es que no debes pasar por el medio. Esto es algo que casi nadie sabe, así que lo verás como algo normal. Incluso muchos japoneses no lo saben (a mí me comentó una japonesa que se enteró ya de grande de este detalle, y ella misma me dijo que no todos saben eso).
Te preguntarás por qué. La razón por la cual no debes pasar por el medio al atravesar un torii, es que es por donde pasa el dios (kami en japonés). Es un espacio reservado para que pasen ellos. Por esto, solo puedes atravesarlo por los costados.
La importancia del Fushimi Inari Taisha
Este santuario es el principal de entre los cerca de 30 mil templos de Inari que hay por todo Japón. Aunque para nosotros los occidentales no es común, allá también se conoce a los templos de Inari como Oinari-san, que es una forma honorífica de referirse al templo y al dios Inari.
Muchas personas acuden a este templo para rezar por su felicidad, los buenos negocios y una buena cosecha. Antiguamente Inari representaba a las cosechas, y como estas se relacionaban con los negocios, es por eso que hoy en día se dice que representa a ambas cosas.
Omokaru-ishi, la piedra pesada-liviana
Tengo que admitir que fui dos veces a este templo y me enteré de esto tiempo después. Son cosas que pasan cuando uno no presta atención a toda la información que te brindan en los centros de información turística (realmente son muy buenos los de Japón, se puede conseguir un montón de información y la gente es muy amable).
Volviendo a la piedra (ishi en japonés), se dice que es una piedra de la fortuna. ¿Interesado? El truco es muy sencillo: debes pensar un deseo y levantar la piedra pensando en ello. Se dice que, si la piedra pesa menos de lo que pensabas, tu deseo será concedido. Sabiendo eso, me ha dado curiosidad cuánto pesará… ¿qué opinás?
¿Qué hay para ver en el santuario?
Además de los muchos torii, y la entrada al santuario en sí, subiendo un poco hay una linda vista con un buen restaurant. Nada ostentoso, pero agradable. Hay un sector más relajado en la entrada o si no, te quitas el calzado y te vas a las mesitas típicas japonesas. Creo recordar que, entre otras cosas, sirven Udon, un plato típico de fideos gruesos en sopa. Para el invierno va de maravilla.
También, desviándose un poco del camino, hay unos cuantos árboles de bambú. Están al costado del camino. Y más torii, como siempre.
Al costado de la entrada principal hay un callejoncito con puestos de comidas, muy interesante. La primera vez que fui probé un yakitori, un brochette de pollo a la parrilla con salsa agridulce, muy rico. Pero hay muchas otras cosas que se pueden comprar, como en todos los mercaditos de este estilo (he visto unos cuantos en diferentes templos o cercanías).
¿Cuánto tiempo me llevará visitar el santuario?
Eso depende mucho del tiempo que quieras dedicarle. Puedes pasar toda la mañana e incluso parte de la tarde si quieres ir a un ritmo más tranquilo.
Si tienes poco tiempo y quieres hacer otras cosas, puedes saltearte llegar a la cima, pero te recomiendo que si quieres disfrutar de los torii con menos gente subas un poco más luego del restaurant.
Hay una parte en la que el camino se divide y eso ayuda un poco. Pero, como dije antes, lo cierto es que no todos quieren ir hasta arriba. Y no, no hay ningún paisaje ni vista deslumbrante. Casi que no te das cuenta de que estás en la cima excepto por los carteles y pues, que no hay más camino para seguir.
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La verdad que no sabía que se tenía que pasar por el costado,muy buen dato. Tampoco el deseo del peso de la piedra.